SINOPSIS: Cuatro historias de personas en el límite. Ante la impotencia para solucionar las problemas, frente a un mundo donde no sirve la justicia, deciden buscar el camino alternativo de la violencia.
Jia Zhang Ke utiliza un estilo
realista de fuerte impacto. Tanto la fotografía como el uso de la cámara en
prolongados planos casi documentales, busca el mayor verismo posible.
Lo que muchas veces se define como violencia
de estilo Tarantino está también presente en la película. Ahora bien,
esa explicitud en la violencia no tiene nada del jugueteo de Tarantino.
Sigue siendo una violencia de extraordinario realismo.
La mayor parte del cine americano, a través
de sus películas de acción, nos ha acostumbrado a una violencia aséptica,
limpia, casi indolora. Presenciamos miles de disparos y las consecuencias
apenas tienen emotividad. Los cadáveres descansan pacíficamente, apenas
alterados.
De modo que, cuando Zhang Ke muestra
los efectos de un disparo en la cabeza no lo hace porque siga un estilo Tarantino.
Lo hace porque la realidad es así. Y si un cuerpo sale despedido hacia atrás es
porque la realidad es así. Para el director la espectacularidad está en el polo
opuesto de sus intereses.
La crítica a la situación social y política
de China es evidente. La corrupción en todos los aspectos de la vida pública es
lo que empuja a los cuatro protagonistas a optar por la radicalidad. Son
personas que han sufrido repetidamente injusticias, que han soportado más allá
de sus límites y han sido empujadas a la desesperación. No tienen nada que
perder.
La violencia desatada puede llegar a
resultar inquietante. Ese toque de violencia tiene más interés aún porque el
director nos ha puesto de parte del protagonista. Quiere, al menos, que le
comprendamos o que encontremos cierta justificación a su acción. Ese contraste,
la simpatía por el personaje y la crueldad de sus actos, crea un ambiente
incómodo y, en ese sentido, Zhang Ke, se muestra moralizante. Pero él no
aporta la solución: ofrece una situación de difícil solución para que sea el
espectador quien decida cuál es.
El guión es bueno. No necesita grandes
parrafadas ni complejidades. Los actos de los personajes les definen y crean su
personalidad, a un tiempo verosímil y compleja. Sin embargo le resta bastante
fuerza a la narración su estructura sin apenas conexión. Al fin y al cabo se
queda en cortas historias, de una media hora de duración, con muy poco
recorrido.
Sí acierta a la hora de mostrar una variedad
de ambientes. La violencia afecta a todas las clases las sociales. Zhang Ke
expande así su crítica a la actual situación de China, constreñida entre un
comunismo político y un capitalismo económico sin restricciones.
Un toque de violencia es una película interesante, con una
intencionalidad más crítica que de diversión, más social que de mera evasión.
Sin embargo, sus cortas tramas, la hacen fácilmente asequible.
Lo mejor: Su voluntad crítica.
Lo peor: La brevedad de sus historias hacen
de la película algo fragmentario.
Ficha técnico-artística:
Dirección: Jia Zhang Ke.
Guión: Jia Zhang Ke.
Intérpretes: Wu Jiang, Li Meng.
País: China.
Duración: 133 m.
Música: Giong Lim.
Fotografía: Nelson Yu Lik-way.
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