
Pregunta: ¿Cuál es su película favorita? ¿Y serie de televisión?
Respuesta: ¡Guau! Película favorita… es complicadísimo (rie). Serie
de televisión me aventuraría a decir que probablemente The Wire, porque creo que contiene la suma de mis series favoritas.
Me encanta, ¡me fascina! Película es más complicado, hay algunas que me gustan
mucho a nivel técnico y otras a nivel emocional.
P: ¿Cómo nace la idea de La Peste?
R: Ante todo la empezamos a hacer como un encargo cuando Movistar
se pone en contacto con José Antonio Fele, el productor con el que yo siempre
he trabajado en cine. Nos gustaba mucho la idea de esa época histórica, aunque
también es verdad que a Movistar le propusimos dos proyectos, uno más asequible
y el otro fue La Peste.
P: Es la primera vez que trabaja en televisión, ¿verdad?
R: En ficción sí. Había hecho pequeñas cosas en programas, pero en
ficción es la primera vez. Bueno, había escrito cosas, pero no se terminaron
haciendo.
P: ¿Tuvo mucha libertad creativa?
R: Te lo digo con absoluta franqueza, hemos tenido una rotunda
libertad. Es más, hemos tenido una libertad en todo momento estimulada,
incentivada y espoleada por la cadena para que llegáramos a donde en un
principio las cadenas generalistas no ayudan.
P: Esa libertad creativa, ¿puede deberse a que ha ganado el Goya y ya
se ha hecho un nombre?
R: Prefiero pensar que no tiene nada que ver. Es probable que sea
una suma de factores, por un lado, la apuesta política que había hecho y que
tenía pensado hacer Movistar y, por otra parte, que iba de la mano de
profesionales con una trayectoria relativamente buena.
P: ¿Ha notado mucha diferencia entre trabajar en el cine y la
televisión?
R: Mucha diferencia no hay, pero la que hay es bastante
significativa. Es evidente que cuando trabajas con un guion los cambios
fundamentales están entre los primeros borradores y terminan siendo, como
mucho, doscientas páginas. Con La Peste,
incluidas las dos biblias que hice y
algunas versiones, puede estar cerca de las mil páginas.
P: El proceso de documentación para la serie, ¿cómo se llevó a cabo?
R: Eso lo llevamos a rajatabla. Alberto y yo curramos siempre con
la documentación por delante. De hecho, nuestras últimas películas han sido de
época, Grupo 7, La isla mínima… Están
vinculadas a hechos reales por lo que hay documentación. Pedro Álvarez y
Francisco Núñez también tienen mucho mérito en este aspecto.
P: Ha trabajado con Alberto Rodriguez en cinco
películas y son muchos años de relación profesional y amistad. ¿Trabajáis con
guion entre vosotros o ya sabe lo que quiere el uno del otro?
R: ¡Hay mucho curro! En ese sentido somos muy ortodoxos. Es verdad
que hablamos mucho, la esencia de todos los proyectos parte de revisitar y
revisar la idea varias veces, pero en ese sentido somos muy puristas; seguimos
trabajando con el “texto-versión, texto-versión”.
P: ¿Os metéis mucho en el trabajo del otro o cada uno se queda su
campo?
R: Él (Alberto) se mete mucho en guion. Yo los escribo, pero los
pensamos los dos de modo que él está ahí. Los guionistas lo tenemos más
complicado para meterse en labores de dirección y por eso, a veces, metemos
trampas en los guiones para llevar al director donde queremos (risas).
P: ¿Se ha planteado alguna vez probar como director?
R: Sí, alguna vez me lo he planteado la verdad. Pero es mucho más
trabajo, el doble de responsabilidad y de sufrimiento, no sé si también de
satisfacción (risas). Pero desde la escritura se está muy cómodo, es mucho más
sencillo ver los toros desde la barrera (risas).
P: ¿Futuros proyectos, nuevas ideas o descansar?
R: Ahora mismo llevo unos meses escribiendo la segunda temporada de
La Peste, o sea que descansar… ¡ya me
gustaría! (risas). Por otra parte, estamos viendo si empezamos algún nuevo
proyecto, si se nos ocurre algo para hacer una nueva película.
P: Para terminar, ¿por qué hay que ver La Peste?
R: Hay que verla porque es una forma muy lúdica y entretenida de
acercarse a nuestra historia de una manera como no estamos acostumbrados a
verlo, a pie de calle. Es decir, no a partir de los ojos de Reyes o válidos,
sino en los ojos del pueblo.
Por: Alex Pazos