Christopher Landon vuelve a fusionar géneros con Este cuerpo te sienta de muerte, una comedia muy gore que se beneficia de un enorme Vince Vaughn
Este cuerpo me sienta de muerte -traducción cuanto menos discutible del original Freaky– comienza como toda una carta de amor a todo un género. Una lujosa casa en la que un grupo de adolescentes irá cayendo uno a uno a manos de un asesino en serie. El slasher de toda la vida, pero con un puntillo macarra y socarrón que se convierte en toda una declaración de intenciones.
Christopher Landon no busca con estos sanguinolentos y pasados de rosca minutos iniciales de su última película, donde se regodea en macabras muertes de lo más rocambolescas y salvajes, hacer una parodia del subgénero. Aunque algo de eso hay también. Lo que pretende es también ofrecer la carta de presentación perfecta del espíritu de la película, su declaración de intenciones personal. Y de paso hace una fusión de géneros de lo más loca.
No es la primera vez que lo hace con éxito. Ya en el díptico Feliz día de tu muerte forzaba a convivir en el mismo metraje el slasher, la comedia y la idea del Día de la Marmota de Atrapado en el tiempo. En su secuela incluso se atrevía con los viajes en el tiempo. Y en la saga Paranormal Activity trataba de insuflar algo de originalidad a las continuaciones de la original, para evitar caer en estereotipos y repetir lo que convirtió a la primera en un bombazo inesperado, hasta llegar a esa Paranormal Activity: Los señalados que es todo un festival de referencias y juegos de realidades y tonos.
Porque Landon es un jugón, un cineasta capaz de darle una vuelta de tuerca a las constantes que llevan alimentando el terror desde sus comienzos, pero todo desde el respeto de alguien que ama el género y que a la vez respeta al público y le da lo que quiere. Y eso es precisamente Este cuerpo me sienta de muerte, una ensalada de risas, de referencias a los Jason Vorhees y Freddy Krueger que llevan aterrorizándonos desde hace cuatro décadas, a la fantasía y al slapstick. Una especie de Big o Ponte en mi lugar pasado por el afilado cuchillo del serial killer de los 80 y 90.
Vince Vaughn, todo un acierto
Y la mezcla le vuelve a funcionar. Es divertida, gore y se apoya en un reparto de actores entregados a la comedia, sea fácil o no. Kathryn Newton está genial, enamora a la cámara ya sea como psicópata o como joven en apuros, pero esta película no sería la misma sin la arrolladora presencia de Vince Vaughn. Un actor que hasta hace unos años podía ser sinónimo de mediocridad precisamente por el género que más éxitos le ha deparado, la comedia, y que es precisamente volviendo a ella donde acaba luciéndose tras recuperar el beneplácito de crítica y espectadores con cintas tan rotundas como Brawl in cell 99. Es prácticamente el alma del filme, y Landon lo sabe, dándole carta blanca. Está desatado, ocurrente, soberbio y, sí, afeminado para la ocasión.
No se aventuraría quien esto escribe a dictaminar si esta película es la mejor de su creador, pero lo que sí puede garantizarse es que es perfecta para quien vaya buscando pasar un rato divertido y echarse unas risas. Para quien vaya buscando ejecuciones imposibles, bestias y rebuscadas, también es perfecta. Porque tras la cámara es esconde un genio en esto de fusionar géneros y estilos. Un realizador que parece haber encontrado la fórmula del éxito definitiva. Sólo esperemos que no se le agote, o que con el tiempo la idea no acabe sonando a ya vista.
En definitiva…
Este cuerpo me sienta de muerte ofrece un cruce entre slasher, comedia, fantasía y cambio de roles y personalidades que resulta absolutamente divertida sin olvidarse de ser sangrienta. Una mezcla que funciona a la perfección gracias a la mano de Christopher Landon, pero también al saber hacer de Vince Vaughn en la comedia. Está inmenso.
9
