¿Con qué ojos miramos?
¿Qué derechos tenemos sobre nuestra intimidad? ¿Qué sucede cuando la vulneran y nos vemos amenazados?
¿La sociedad ha evolucionado? Creo que sí, y la siguiente pregunta que me hago es si para mejor o para peor.
¿Cómo ve la sociedad en general y cada uno en particular que una persona se haga una foto o vídeo íntimo y la envíe a otra persona? ¿y que esa imagen la distribuya otra persona sin pedir permiso? ¿o que esas imágenes sean robadas? ¿Cómo vemos si esas imágenes son de un cuerpo femenino o uno masculino? ¿Qué sucede si esa persona es famosa o tiene un cargo público?
Solemos hacer juicios populares sin tener toda la información de lo sucedido. Solemos condenar a la víctima en vez de a la persona que ha distribuido las imágenes violando su intimidad. Si la persona en cuestión tiene cuerpo masculino solemos ensalzarla y si tiene el cuerpo femenino la insultamos y menospreciamos hasta límites muy graves.
Si la persona es popular, además se hacen juicios sensacionalistas en muchos medios de comunicación. Ponemos en entredicho su profesionalidad ya que le damos más importancia a la imagen que proyecta, a su vida sexual, al puritanismo.
La serie de Netflix
Todas estas cuestiones y muchas más, como la gestión del poder, feminismo, justicia… Nos plantea Netflix con su serie Intimidad.
Consta de ocho episodios rodados en la bella ciudad de Bilbao, con un elenco extraordinario formado la gran mayoría por actrices y actores vascos.
Se estrenó en el mes de junio y está dirigida por Jorge Torregrossa, Ben Gutteridge, Koldo Almandoz y Marta Font.
Sus protagonistas son mujeres. Todas ellas fuertes que gestionan la dureza de esta realidad a su manera. Donde queda patente la importancia de la familia y el apoyo recibido del entorno, a nivel personal e institucional.
Es una serie con un trasfondo duro, actual, basado en hechos reales. Una historia que no te deja indiferente. Ojalá y nos ayude a concienciarnos de que podemos hacer con nuestras vidas lo que queramos sin que nadie vulnere nuestra intimidad de ninguna forma, ojalá.
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