El recientemente fallecido Sean Connery, famoso por ser 007 y sus papeles en Los intocables de Eliot Ness y Los inmortales, fue tentado por Peter Jackson para ser Gandalf en El señor de los anillos. Al final prefirió La Liga de los hombres extraordinarios. Craso error. Ian McKellen (tan sir como él) se llevó el gato al agua.
Se hubiera cubierto de oro el intéprete ya que la Warner le ofreció un salario de 10 millones de dólares y un porcentaje de la taquilla, en concreto un 15% de las ganancias. La trilogía se embolsó 2.900 millones de dólares en todo el mundo, por lo que el porcentaje de Connery hubiera ascendido a 435 millones, a los que habría que sumar los 10 ‘kilos’ fijos.
La principal razón que argumentó el antiguo 007 al servicio de Su Majestad es que no entendía absolutamente «nada» de lo que ponía el guion que le facilitó el cineasta Peter Jackson. También es cierto que, como se iba a filmar la trilogía de una tacada, debería permanecer varios años en Nueva Zelanda (el sacrificio hubiera merecido sin ninguna duda la pena). Seguro que su esposa, la prestigiosa pintora francesa Micheline Roquebrune, mujer de mucho carácter que negociaba los contratos de su marido (era el terror de los productores), no estaba muy por la labor.
El fiasco de crítica y público de ‘La Liga de los hombres extraordinarios’ demostró que el ex007 se había equivocado
Así que se puede decir sin dudarlo que el fracaso de taquilla y público de La Liga de los hombres extraordinarios (solo hay que Googlear para ver que no sale bien parada para los expertos, que solo salvan al escocés de la quema) no dio la razón al escocés. No pudo resistirse a la tentación de convertirse en Allan Quatermain.
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