‘Maligno’: Otro estupendo tren de la bruja

James Wan vuelve al terror con Maligno, una de sus propuestas más locas y divertidas. Puro amor por la serie B con una estupenda Annabelle Wallis

Pocos cineastas de género hay en el panorama cinematográfico actual que manejen tan bien los mecanismos del tren de la bruja llevados al séptimo arte como James Wan, el director de Maligno,. Su cine es pura barraca de feria efectista pero bien engrasada. Una amalgama de géneros, referencias, sustos, tópicos y lugares comunes servida con aire retro por uno de esos directores ya imprescindibles dentro del fantástico y el terror.

Tras esta introducción, uno podría pensar que Wan no es más que un trilero, un feriante que ofrece más de lo mismo. Y lo es, pero también es una especie de William Castle moderno. No por los gimmicks, sino porque sabe retorcer todos los tópicos de los que hace gala para ofrecer un producto fresco y entretenido. En las manos adecuadas, los tópicos funcionan como un tiro. Y las de Wan lo son.

Maligno ofrece nuevamente otro tren de la bruja. Es básicamente un refrito de ideas ya explotadas por otros cineastas anteriormente, desde Sam Raimi hasta Steve Miner y William Lustig, con el terror ochentero y noventero en mente en todo momento. Pero del carente de prejuicios. La película nos devuelve al Wan de Silencio desde el mal, mucho menos preocupado por el qué dirán y por los empaques formales exquisitos de su díptico Expediente WarrenExpediente Warren: Obligado por el demonio. Que así y todo, nos deja momentos de planificación de escenas que son para enmarcar, como ese plano cenital a modo de travelling que es toda una demostración de sapiencia cinematográfica.

La libertad creativa de James Wan

Se le nota la libertad creativa, y la lleva al extremo absoluto. Maligno es, ante todo, una carta de amor extrema al terror de serie B, con todas sus constantes y vicios: malas interpretaciones en algunos casos -ay, ese policía al que da vida George Yung-, momentos de guion pretendidamente ridículos, una predilección por el slapstick en un tramo final que es un festival de la nueva carne sin complejos. La fotografía, la música, el montaje, la dirección… Sigue habiendo estilo en cada uno de sus apartados técnicos, pero deja ese regusto a terror trash de antaño.

Annabelle Wallis, la reina del grito de Maligno
Annabelle Wallis, la reina del grito en Maligno. WARNER BROS

Y esto puede no gustar a todos los amantes del género, especialmente a quien esté convencido de que el auténtico Wan se esconde en los Warren y no en la media hora final desatada de Insidious. Maligno es puro divertimento de un director al que Warner ha dado carta blanca para pasárselo en grande antes de comprometerse con Aquaman 2. Y vaya si se nota

Y en medio de todo esto, una reina del grito como Annabelle Wallis, diosa absoluta de este circo de tres pistas sobre gemelos malvados y tumores malignos somatizados, que comienza como una cinta de espíritus para dar una vuelta de tuerca al concepto donde todo, absolutamente todo, está permitido. Desde el slasher hasta las posesiones. Otro tren de la bruja de James Wan. Pero qué bien que se le da.

En resumen

Maligno ofrece a un James Wan desatado, carente de prejuicios y juguetón, en una propuesta divertida que bebe del cine de terror de serie B de los 80 y 90, con una impresionante Annabelle Wallis. No apta para quienes esperen otro Expediente Warren.

Póster de Maligno. WARNER BROS
Póster de Maligno. WARNER BROS

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‘Maligno’: Otro estupendo tren de la bruja

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- Ingeniero de sistemas y software de profesión, cinéfago incurable de afición. Lo mismo te devora El Padrino que Payasos asesinos del espacio exterior o todo el cine de los 80 y de acción de los 90. Empezó en Locoporelcine hace más de quince años, y ahora... he is back!

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