Tiempo es la última propuesta inquietante y desgarradora del director de El sexto sentido que no te dejará indiferente

El devenir del tiempo ha sido una constante en el cine. Conceptos como flashback o flashforward es básicamente ese juego temporal en todas las películas para explicar momentos o acontecimientos. Pero nunca nadie lo ha abordado con esta cinta. ¿Nunca? No del todo. En la película Warlock el brujo (Steve Miner, 1989), el antagonista lanza un conjuro a la protagonista que le hace envejecer 20 años por cada día que pasa. Pues bien, este juego de tiempo acelerado es el que nos aborda Shyamalan. A pesar de que la idea pareciera original es una libre adaptación de la novela gráfica Castillo de arena (Sandcastle) de Pierre-Oscar Lévy y Frederick Peeters (incluso hay un primer plano de un castillo de arena que lo denota claramente) que las hijas del cineasta le regalaron por el día del padre.

Una playa muy especial

Tanto la novela gráfica como la película nos muestra la misma premisa: un grupo de personas llegan a una recóndita y paradisiaca playa que esconde un terrorífico secreto. Lo que inicialmente parecía idílico se vuelve una pesadilla cuando aparece un cadáver… y aún más cuando al pasar las horas ven con estupor cómo todos van envejeciendo prematuramente a raíz de un año por hora. Mientras en la novela gráfica dejan la incógnita en el aire para que el lector saque sus propias conclusiones, en la película el director aporta datos extra más explicativos. Quizá demasiados, cosa extraña en el realizador ya que siempre se ha movido entre el misterio y la incertidumbre intencionada en el espectador tal como pudo verse en La joven del agua (2006) o El incidente (2008).  Así, Shyamalan incluye conceptos como el del resort vacacional al que van los protagonistas y el concepto de enfermedades de las que adolecen algunos de los presentes en la playa y tendrá su relevancia cara al desenlace final que también es original de la película.

Un capítulo de dos horas de Twilight Zone

«Quería que los espectadores se sintiesen como si estuviesen viendo un capítulo de dos horas de Twilight Zone, que a mí me encanta. Evocar esa sensación de extrañeza, tratando de entender lo que está pasando”. Con estas palabras describe su película el propio Shyamalan, que también asegura que con su filmografía no pretende hacer cine de terror: «No identifico mis películas con ese género. En el terror casi se percibe la muerte como meta. Lo que yo intento hacer cuando escribo es imaginar las peores cosas, y luego me pregunto si sería capaz de sobrevivir a ellas emocionalmente, como ser humano. Y si volviese de algo así, ¿podría ser más fuerte gracias a esa experiencia?».

En esta cinta ambas premisas se cumplen a la perfección. Ante todo, es una película inquietante en la que el espectador acompaña en el desasosiego a los personajes en todo momento y tiene sus mismas dudas e inquietudes. Y para esa generación de intranquilidad son determinantes los planos en los que se nos narra la historia. Muchos de los cuales insinúan más que muestran. En ese sentido lo que lo que ocurre fuera de plano es más importante que lo que muestra. En los que transmite más los gestos de horror o miradas inquietantes de los protagonistas que ver lo que ellos miran. Es algo que especialmente se muestra en la transformación de los niños que, antes que verlos a ellos, el espectador ve las reacciones de los que les rodean. En ese sentido Shyamalan es un genio muy en la línea del maestro Hitchcock.

Un crisol de nacionalidades

El verdadero protagonista es el tiempo. Realmente, los personajes son incidentales hasta el punto de que algunos hasta quedan sin desarrollo. Sin embargo, hay que mencionar el crisol de nacionalidades que se pueden ver. Todas las razas, etnias y nacionalidades están representadas en el film: «Todas las películas que hago representan algo del punto en el que estoy de mi vida, y ahora mismo estoy celebrando el hecho de que soy un inmigrante«, ha dicho Shyamalan. «Nací en Puducherry, India, y he tenido la suerte de poder contar historias a todo el mundo y de hacerlo desde Hollywood. Tener un reparto que represente eso, un reparto con acentos mexicano, alemán, inglés… Me parece una maravilla».

Un proyecto muy personal

No obstante, el peso específico del film recae en una familia norteamericana: los Capa. Esto no es nuevo en la filmografía de Shyamalan. Ya lo vimos en Señales (2002) pero aquí cobra una significación especial porque tiene un componente personal. Por primera vez involucra a sus propias hijas en el proyecto. No es de extrañar pues ha mencionado que ver lo rápido que han crecido ha sido fuente de inspiración para el film. Ishana colaboró con él en la dirección y Saleka compuso una canción para la película: “En la vida real, mis hijas ya son mayores y son unas artistas asombrosas. Me asustaba irme de casa a rodar una película, pero teniendo a Ishana a mi lado me sentí como si no me hubiera marchado. Simplemente tenerla en la playa rodando con la segunda unidad mientras yo grababa al lado me dio mucho arrojo.”.

En el aspecto actoral, como hemos dicho, el peso especifico del film recae en los Capa un matrimonio en declive pero que se mantiene por sus hijos Trent y Madoxx. Gael García Bernal (Guy) y Vicky Krieps (Prisca) son los abnegados padres y varios actores, según los niños van cumpliendo años, son los que interpretan a Trent y Madoxx recayendo el peso de la interpretación en Alex Wolff (Trent con 16 años) y Thomasin Mckenzie (Madoxx con 16 años). El resto de personajes están de mera comparsa con sus circunstancias pero sin apenas desarrollo a excepción de Charles interpretado por Rufus Sewell que aportará intensidad dramática, aún mayor si cabe, a la trama principal con sus arrebatos de locura. Por supuesto, el acostumbrado cameo del director está también presente en este film interpretando al conductor de la furgoneta que lleva a los huéspedes a la misteriosa playa.

El tiempo no acompañó en el rodaje

El rodaje en sí mismo estuvo envuelto en multitud de vicisitudes. la playa donde se rodó (es la primera vez que el cineasta rueda fuera de Estados Unidos) en la majestuosa playa de El Valle en la República Dominicana (como dato curioso, la playa de la novela gráfica, estaba situada en el litoral asturiano) y para aislarla según las exigencias del guion se construyó toda esa rocalla de forma artificial y un huracán la derribó antes incluso de concluirse por lo que demoró el rodaje por tener que volver a levantarla. Si a eso se le añade la pandemia que obligó al equipo a aislarse en la playa para concluir el rodaje se podría decir que este ha sido, sin duda, el film más calamitoso para Shyamalan aunque, viendo el resultado, tanta penuria ha merecido la pena.

En resumen

El largometraje está arrasando en la taquilla norteamericana entrando en el top 10 de películas más taquilleras del año superando a Space Jam 2: Nuevas leyendas. No es para menos viendo el componente de inquietud y buena puesta en escena que ha presentado Shyamalan que viene a redimirle de esa tendencia a la baja en la que estaba sumido. Sin embargo, el final queda deslucido por demasiada explicación y un epílogo para muchos demasiado alargado. No. No esperéis esos giros de guion sorpresivos a los que el director nos tiene acostumbrados. La narración es la que es. No profundiza ni en los acontecimientos ni en aspectos trascendentes como las consecuencias del paso hacia la madurez o como el ser humano no valora el momento en espera de un futuro mejor… esas propuestas filosóficas quedan opacadas por la sucesión de acontecimientos que se precipitan ante el espectador

Eso quizá sitúa la película a la altura de otras como El incidente que también tiene su punto de inquietud y bebe de las diatribas de Twilight Zone como la película que nos ocupa, pero le falta esa chispa sorpresiva que sí tienen otras obras del director hindú como pueda ser El sexto sentido. Aunque eso no quita para que estemos ante una de las mejores propuestas veraniegas del año y una de las mejores propuestas del cineasta en cuanto a una filmación rica en suspense y terror psicológico muy merecedora del éxito alcanzado y que se pueda disfrutar en los cines.

Un último apunte. ¿sabes cual es la película de Jack Nicholson y Marlon Brando que tanto refiere el personaje de Charlie en sus delirios? Missouri (Arthur Penn, 1976). De nada.

Si queréis acceder a un repaso a la filmografía del director os invito a que veáis este video de YouTube

Ficha técnica

Lo mejor de Tiempo

la generación de suspense mediante los planos, paneos y travelings donde insinúa más que muestra consiguiendo así esa sensación de desasosiego no solo en los personajes sino también en el espectador.

Lo peor de Tiempo

diálogos obvios y sobreexplicativos y un epílogo demasiado alargado. Asimismo, pasa muy por encima aspectos trascendentes que podrían haber dado más profundidad al film.

Nota: 7

15

Shyamalan nos habla del ‘Tiempo’