Por fin llega a las salas Sin tiempo para morir, la espectacular despedida de Daniel Craig como James Bond

Sin tiempo para morir, la vigésimo quinta aventura del espía británico más célebre del celuloide, viene a confirmar una regla no escrita: dentro de la etapa Craig, las entregas impares son las buenas. Y eso que la cinta dirigida con buen pulso por Cary Joji Fukunaga las tiene todas consigo para caer en el esperpento, en el particular Moonraker o Muere otro día de Craig.
Todo en Sin tiempo para morir es tópico, excesivo, muy del personaje. Villano con delirios de grandeza y cueva propia, esbirros con alguna tara física definitoria, gadgets a tutiplén y chicas de armas tomar. Perdón por el chiste, pero es que Ana de Armas está tan chispeante cuando aparece y tiene tanta química en pantalla con nuestro protagonista que habría que ponerle un monumento. Toda una robaescenas.
Lo que consigue el director de la célebre True Detective con Sin tiempo para morir es que todas las constantes bondianas encajen con la que quizá sea la trama más humana del personaje, y de paso la mejor interpretación de Daniel Craig de toda la franquicia. Que no es decir poco. Lo logra a base de desenfado, de chascarrillos muy propios de 007, pero adecuados a los tiempos inclusivos modernos, de tomarse en serio a sí misma lo justo. Todo es muy estrambótico, muy de Spectre. Pero creíble. Y con ritmo, mucho ritmo. Que sus casi tres horas pasan en un suspiro.

Sin tiempo para morir, un blockbuster con músculo y corazón
Sin tiempo para morir conforma así un blockbuster férreo, con músculo y corazón, que mira al pasado pero sin perder de vista el futuro. Incluso Hans Zimmer está nostálgico, tirando de John Barry pero dejando hueco para su impronta personal, aunque sin adueñarse de la pantalla. Hay piedras por el camino, por supuesto, como ese villano tan arquetípico al que da vida con solvencia Rami Malek -reportaje sobre el actor en este enlace-, cuyos planes no son de lo más original de la cinta.

Pero que nadie pida perfección a esta película. No la busca, pero sí que logra ser mejor de lo que ella misma cree. Supone el cierre perfecto a todo un ciclo que comenzó hace 15 años, cuando Vesper Lynd apareció en nuestras vidas. Y la de Bond. Y menudo final. El fin de una era, la de Daniel Craig, al que vamos a echar de menos pidiendo sus vodkas Martini mezclados pero no agitados, ajustándose su traje con estilo y de nuevo callando bocas como lo que es: uno de los mejores Bond de la historia.
En resumen
Sin tiempo para morir supone el broche de oro perfecto para la era Craig, el fin de un ciclo de 15 años que cierra la historia del nuevo Bond con solvencia y sin que el metraje pese en absoluto. Esperpéntica y nostálgica cuando debe serlo, pero coherente y con corazón. De las mejores de esta etapa. Y Daniel Craig está enorme.
Tráiler
Para que vayáis abriendo boca los que aún no la habéis visto, aquí os dejamos un adelanto en forma de tráiler. La película da más de lo que promete.
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