Nicolas Cage se muestra como un Asterix moderno en Willy’s Wonderland, que está disponible en Movistar y editada en DVD por Divisa Home
Hay ocasiones en las que no esperas nada especial de una película. Otras en las que ves un tráiler y piensas que sabes lo que te vas a encontrar. Y de vez en cuando, pasa algo totalmente inesperado: que no se cumplan ninguna de estas dos cuestiones. Entonces la sorpresa en Willy’s Wonderland es aun mayor, porque es cuando empiezas a no dar crédito a lo que estás viendo. Para bien o para mal.
Este crítico desde luego se ha encontrado con esta película una gran sorpresa, por lo atrevido de su propuesta, por ser descaradamente macarra, por estar orgullosa de cuál es su esencia. Es un juguetito de serie B (aunque pueda estar más cercano a la Z), que lo único que quiere en su apenas hora y 20 minutos, es que pasemos un rato descacharrante y divertido.

Ambientación de Willy’s Wonderland
Lo que parece estar muy claro desde hace unos años, es que Nicolas Cage ha decidido que le da absolutamente igual lo que piensen los demás sobre él. Y hace muy bien, porque es un actor que ha sabido reciclarse con productos que tienen una huella propia, películas que no engañan a nadie en sus ideas, las cuales llevan hasta el último término.
Esto es algo que desde luego en los despachos de guionistas de los grandes estudios cada vez está más ausente: el tener una idea que se desarrolle por caminos alejados de la obviedad.
Y lo que sucede con esto es que al final lo que hay son películas repetitivas que no toman ningún tipo de riesgo. Todo por la concepción que hay generalizada de que el espectador medio es tonto. Pero llega el bueno de Nicolas para dejar claro que no, que es posible recuperar esa originalidad, y contentar al público.
Willy’s Wonderland, para los habitantes del pueblo de Haysville, en Nevada, este nombre evoca unos años de auténtico terror. Ahora se encuentra cerrado, pero en sus comienzos fue un parque de atracciones de éxito, ese típico lugar donde los niños iban a celebrar su cumpleaños y a pasarlo bien.
Pero un día todo empezó a cambiar, y los niños comenzaron a morir, asesinados brutalmente por los propietarios del parque. Una maldición que sobrevive a día de hoy y que supone una trampa mortal para las personas solitarias que pasan cerca del lugar.
El personaje
Esto es justamente lo que le ocurre a Nicolas Cage, quien en Willy’s Wonderland interpreta a un nómada sin nombre, un hombre solitario que viaja por carreteras perdidas, acompañado por unas latas de un refresco mágico que hace las veces de pócima como la de Astérix y le da una gran fuerza y resistencia.
Sus gafas de sol oscuras, su chaqueta de cuero y una mirada heladora, un típico machirulo ochentero que caerá en las garras de los “habitantes” de Willys Wonderland. Pasará una noche entera a base de peleas sangrientas, desvelando un terrible secreto sobre la maldición del lugar.
Como decíamos antes, Willy’s Wonderland es un juguetito de alta calidad dentro de su género. Una atrevida mezcla de terror de serie B, relato gótico victoriano y una película de tipos duros de los años ochenta. Todo ello adornado además como no podía ser de otra manera con una estupenda banda sonora evocadora de esos años compuesta por Émoi.
Y desde luego, la imponente presencia de Nicolas Cage, quien no dice nada en toda la película. Pero no hace ninguna falta, porque hace un trabajo espectacular de interpretación física, con su porte, con su forma de mirar, ya expresa todo lo que necesitamos saber sobre él.
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